Hoy os voy a hablar del interesante
mundo de los zapatos de las azafatas. Todas las que nos dedicamos o hemos
dedicado a ello sabemos lo sufridor que es trabajar un día entero de pie, y no
hablemos de cuando se trata de una Feria que dura una semana… Cuantas de
nosotras nos hemos encontrado con aparición de molestias en la espalda,
sobrecarga en la planta de los pies, hinchazón y fatiga…
A veces no damos importancia a esto, y menos las
chicas que empiezan, y priorizamos un zapato bonito a un zapato cómodo.
Tenemos que pensar que los pies de una azafata son una de las principales
herramienta de trabajo. Estamos muchas horas de pie, y con los pies cansados
y/o doloridos no podemos realizar bien nuestro trabajo.
Una de las principales cosas que
tenemos que hacer es comprarnos un "buen zapato". Aquí os dejo las
características que tenéis que mirar a la hora de saber escoger el mejor:
1- La horma del calzado debe contemplar el cambio
de forma y volumen del pie. Es recomendable una horma ancha en la zona del
antepié, con una puntera redondeada. Así evitaremos tener los dedos comprimidos
y la aparición en un futuro de juanetes…
2- Corte cerrado con material flexible para adaptarse
a la forma del pie y a sus movimientos.
3- Miraremos que los acabados interiores estén cuidados.
Es decir, que no tengan costuras o elementos que nos puedan provocar rozaduras.
4- Medida del tacón. En caso que no se nos pida
una altura determinada, y no se trate de un trabajo de imagen usaremos un tacón
no superior a los 30 mm. También miraremos que la anchura de este no sea
excesivamente estrecha y que nos pueda proporcionar una buena base.
5- Prestaremos atención a la suela, esta tiene
que tener un dibujo y mayor rugosidad en
la parte trasera. Esto nos proporcionara
agarre y estabilidad, evitando caídas…
6- Evitaremos suelas demasiado finas.
7- A la hora de elegir las medias intentaremos
evitar las sintéticas. Son mucho mejor las de algodón.
A parte de escoger un buen zapato, prestaremos
atención también a nuestros pies.
Es importante
mantener una buena higiene diaria. Realizar baños de agua tibia y sal gruesa, después
de una jornada laboral, activando así la circulación y la hinchazon. Hidratación y masaje,
prestando atención a la planta del pie, tobillos y tacón.
Mover el pie y
realizar pequeños ejercicios. Andaremos descalzas por casa, caminaremos de
puntitas, moveremos los dedos, haremos rotación del tobillo… ( un ejercicio que
va muy bien es hacer rodar una pelota de tenis bajo los pies. Que recorra toda
la planta, desde los dedos hasta al tacón)
Y para acabar, cuando trabajemos llevaremos siempre dos zapatos. En los momentos de descanso es bueno poder
cambiar, de manera que el pie pueda descansar un poco.
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